En las leyendas javanesas aparece Tisnawati como hija de la serpiente Antaboga, nacida de una perla traída del inframundo. En las leyendas de las islas de la sonda aparece como nacida de un huevo producido por una lágrima de Antaboga.
Al crecer su hermosura atrae al dios celeste Batara Guru que trata de
seducirla pero sin éxito. En su huida muere o, como se dice en
la leyenda sondanesa, es obligada a alimentarse sólo del fruto
del árbol del paraíso y, al terminarse éste, muere de hambre.
Es enterrada en Mudang Kamulang y de su cuerpo surgen las diversas plantas: de su cabeza, el cocotero; de sus manos, el banano; de sus dientes, el maíz; y de su órgano sexual, el arroz.
Alguna leyenda señala que recorría los arrozales en forma de serpiente y que, al acercarse el rey de Mudang Kamulang, se transformó en mujer y se convirtió en su esposa.