En una leyenda sahariana se habla de una serpiente
enormemente larga, de más de 2.000 metros,
cubierta de escamas relucientes que parecían metálicas,
con ojos llameantes y con grandes colmillos como de
elefante. Se decía que podía tragarse un hombre y
su caballo de un solo bocado.
Vivía en los bancales de un gran río y era la responsable de generar sequías o abundancia de agua a su antojo. Nadie en la región se atrevía a plantarle cara.
La princesa Annallya
Tu Bari animó a un joven guerrero, llamado Samba Gana, a que se
enfrentara con ella para acabar con la sequía que llevaba
largos años atenazando la región.
Samba Gana fue en su busca y se enfrentó con el monstruo. El combate fue terrible, produjo hundimiento de montañas, aparición de simas y terremotos pero, finalmente después de ocho años de lucha, Samba Gana consiguió darle muerte.
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