En una antigua leyenda de origen celta se relata la historia de un caballero dragón que vivía en la isla de los Elefantes, donde estaba el castillo de la reina del Cerco de Oro. El dragón devastaba con sus correrías toda la isla y mataba y despedazaba a todo caballero que se atrevía a enfrentares.
Una vez un caballero, llamado Perlesvaus, se dirigió a la isla para retarle. Al encontrarse el caballero dragón le salió al encuentro armado sólo con su espada, mientras que Perlesvaus le acometía con su lanza. Una llama salió de la cabeza del dragón que quemó la lanza de Perlesvaus hasta la empuñadura, pero falló el golpe con la espada.
En la siguiente acometida, el caballero dragón, logró cortarle la protección del hombro y la carne hasta el hueso pero Perlesvaus, a su vez, pudo cortarle la mano que empuñaba la espada con la suya. Con un gran grito el caballero dragón volvió a atacar lanzando una llamarada con la boca totalmente abierta, Perlesvaus protegido por su escudo, logró introducir su espada en la garganta del dragón y lo mató.
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