Manasa es una diosa-serpiente de los antiguos dravídicos cuyo nombre significaba "mente" o "pensamiento".
Se la representaba de color amarillo, con dos o cuatro brazos y rodeada de serpientes. Se la reverenciaba situando tarros de color vermellón bajo un árbol, con un tridente clavado al lado.
Como diosa de la fertilidad produce la lluvia y concede la fecundidad a las mujeres. Generalmente se sacrificaban en su honor cerdos, corderos, cabras y búfalos. Sus fiestas se celebraban en verano y durante las mismas no se enciendía fuego en los hogares, tomandose los manjares sin cocinar. En algunos lugares los devotos juegaban con serpientes en su templo.
Al introducirse la cultura védica se la convirtió en la hermana de la serpiente Vasuki y en la señora de los venenos: la que los da a los animales venenosos y la que protege de los mismos.
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