Los Arcontes o Potestades, también llamados príncipes eran los dioses que regían diversos poderes de la
naturaleza no divina. Ialdaboth creó siete para que rigieran las esferas
celestes y otros cinco para que dominaran los elementos
de la tierra.
Estos Arcontes ayudaron a Ialdaboth en su función creadora que
culminó con la creación de Adán y, a partir de él, a Eva. Una vez que demostraron su
inteligencia, los Arcontes se espantaron e intentaron toda
clase de trucos para exterminarlos.
Primero arrastraron a Adán a una masa de fuego, tierra y agua,
amasada con los cuatro vientos, y trataron de modelarlo de
nuevo. Como consecuencia Adán pasó a ser mortal. Esta fue su
primera caída.
Luego crearon el árbol de la sabiduría, en medio del paraíso donde habitaban Adán y Eva, y a través de la serpiente
incitaron a que adán comiera de su fruta. Como consecuencia
Adán fue expulsado del paraíso.
Finalmente Ialdaboth reunió a sus Arcontes y se dedicaron a yacer con las hijas de los hombres llenándolas del espíritu de las tinieblas y la perversidad. Y así consiguieron esclavizar a toda la humanidad.