La mutación tecnológica en la Sociedad del Conocimiento

6 marzo 2007 (Expansión)


 

La reciente celebración del congreso mundial de telefonía 3GSM en Barcelona pone de manifiesto la creciente mutación tecnológica en la era de la sociedad del conocimiento. Así, cada vez más, las empresas toman nota de los adelantos tecnológicos que el siglo XXI nos ofrece y adaptan, gradualmente, sus formas de trabajo -la manera de trabajar que tienen sus empleados- a nuevas realidades. Para ello se requieren, también, nuevos espacios de trabajo que favorezcan el intercambio de conocimientos, el compartir de experiencias acumuladas en distintos proyectos y, en definitiva, la mejora de la eficiencia y la productividad. Unos cambios que deben estar orientados, en el caso español, a aumentar la productividad, que sólo ha crecido un 0,9% en la última década y se encuentra 16 puntos por debajo de la media de la UE.

A las compañías no les queda más remedio que adaptar su arquitectura corporativa catalizando la innovación en novedosas formas de trabajo que proponen sistemas dinámicos y flexibles, desligados de planteamientos tradicionales más estáticos. Se acabó el estanco trabajo de oficina de horarios fijos y localizaciones determinadas. Nuestro país es, según publica The Economist, el quinto país del mundo donde más horas pasan los profesionales en su puesto de trabajo. Son datos preocupantes, en tiempos de accesibilidad mundial a través de las redes informáticas, la movilidad se convierte en la asignatura pendiente que el tejido empresarial aplica a sus procesos. Los sistemas nos permiten, hoy, trabajar desde diferentes localizaciones: las oficinas de la compañía, las del cliente, en casa del propio trabajador, en salas de espera de aeropuertos, etc. 

La tecnología posibilita conciliar la vida laboral con la vida familiar, esa es la dirección a la que parecen apuntar todas las empresas y administraciones. Un 6% de la población de la Unión Europea trabaja ya desde casa, nuestra sociedad ha comprendido que estas medidas no sólo mejoran la eficiencia y la productividad empresarial sino que hacen la vida más fácil a los trabajadores. Según el último estudio del integrador tecnológico Avanade, el 70% de la empresa española cree en la movilidad, alejados aún del 90% registrado en los países nórdicos pero por delante de Alemania u Holanda, con cifras alrededor del 50%. El concepto de movilidad no sólo es espacial, sino también temporal. La mutación afecta al tiempo. El trabajador de la sociedad del conocimiento cambia de proyecto o función cada instante. La movilidad implica novedosos conceptos dentro de la arquitectura laboral que destierra la propiedad de los espacios de trabajo. 

La digitalización de la información permite, en la actualidad, que las empresas implanten políticas de mesas limpias en la que los espacios de trabajo no están asignados y pasan a estar disponibles para ser usados por cualquier profesional. Las compañías mutan y adecuan el diseño de sus espacios para adaptarse, lo más eficazmente posible, a la polivalencia requerida por los espacios utilizables por todos: salas abiertas, espacios cerrados individuales, espacios para reuniones informales, salas de proyectos, etc. 

La informatización de la sociedad (sólo en Alemania el 60% de la población trabaja delante de un ordenador) cambia las reglas del juego en el entorno de trabajo. La mutabilidad tecnológica ha convertido, en tiempos de i-Pods, Podcasts y Blackberrys, al talento en el protagonista, en la primera materia prima industrial a la que las empresas deben las mejores condiciones para su desarrollo. La mecanización tecnológica permite al empleado convertirse en sujeto pensante, lo que lo potencia y convierte en la única vía para la supervivencia empresarial y para su propia supervivencia.


© Josep Vila 2020